Hace unas semanas os dejamos por aquí la segunda parte de nuestra historia y nos habéis pedido que contemos un poquito más. Así que, hoy os traemos la tercera parte de nuestra historia y avanzamos que estamos preparando la cuarta y última parte. 

Una vez tuvimos claro el nombre con el que nos íbamos a llamar en el mundo bodíl, tocaba buscar un logo con el que nos sintiéramos identificadas. Tuvimos claro desde el principio que lo íbamos a dejar en manos de profesionales. Porque queríamos que quedara perfecto y sentir que formaba parte de nosotras. 

Nuestra identidad

Después de elegir a las chicas que nos hicieron el logo y de quedar con ellas un par de veces, dieron completamente en el clavo. ¡Nos encantaba! ¡Nuestro nombre hecho realidad! Quedaba tan bonito y tan nosotras que no tuvimos dudas, además nuestro logo. ¡Incluía una coronita! Ese dibujito era perfecto para nosotras y para nuestra filosofía. Tal y como ellas nos explicaron “queréis que vuestros novios se sientan especiales, como si fueran reyes y reinas” 

La  magia de la coronita

El nombre nos gustaba pero la corona nos tenía encantadas. Un día, estábamos dibujando nuestra coronita (queríamos que fuera perfecta) y llegó otro momento de magia inexplicable. De repente, nos dimos cuenta que la corona contenía la “L” de Laura y la “M” de María. ¡Nuestras iniciales formaban nuestro logo! ¿Podía ser más perfecto? Ya os lo decimos que no. ¡Era increíblemente maravilloso! ¡Parecía magia! Parecía que la corona nos estaba buscando. Les dijimos a las diseñadoras que nos gustaría marcar con otro color nuestras iniciales en la corona. Y, hoy, tres años más tarde, no podemos estar más contentas con el resultado. 

Sabíamos que era algo sutil, que pocas personas se darían cuenta del juego de palabras pero forma parte de nosotras. En nuestros diseños todo tiene un fin y un por qué, nada es casual y nunca dejamos nada al azar. 

Cuando supimos que era 100% nosotras

Bastante tiempo más tarde en una visita técnica con una parejita, la novia nos pidió una tarjeta porque le hacía ilusión colgarla en su corcho. (Desde aquí te enviamos un abrazo gigante porque sabemos que eres fiel seguidora de nuestros post y te lo agradecemos de corazón). Cuando vio la tarjeta dijo “¡pero qué bonita chicas, es preciosa!” y añadió “alaaaaa pero la corona… ¡tiene la L y la M de Laura y María!”  María y yo nos miramos y supimos una vez más que era nuestra imagen perfecta, que la corona nos había encontrado a nosotras. 

Como hemos dicho, después de tres años estamos encantadas con nuestra coronita y no nos puede gustar más.