Hace unos días os contamos un poquito más acerca de nuestro inicio, de cómo sucedió todo y nos habéis pedido un poquito más, (os dejamos la primera parte por aquí), por eso hoy os traemos la segunda parte y a pesar de que nos cuesta un poquito hablar de nosotras y que preferimos hablar de nuestro trabajo, prometemos que habrá una tercera si os gusta y os apetece leerla. 

Buscando el nombre perfecto

Una vez que nos habíamos encontrado y que supimos que queríamos avanzar poco a poco en el mundo bodíl tocaba buscar un nombre para nuestra futura empresa, para la que hoy es nuestra casa. ¡Lo de buscar nombre no fue tarea fácil! Tanto María como yo somos muy exigentes y teníamos muchos condicionantes que queríamos cumplir sobre la mesa. Añadimos que en ese instante todos nuestros amigos y familia se pusieron las pilas para encontrar el nombre perfecto y se lo queremos agradecer desde aquí. La verdad que volvimos locos a todos. 

“El nombre tiene que ser en castellano” decía una, “Pero wedding planner es en inglés” respondía la otra. “El nombre tiene que ser corto” decía una, “corto pero molón” respondía la otra. Y, queridas momenteras, bendito momento en el que nuestras primas intervinieron en el asunto, porque estábamos muy perdidas. 

Disparábamos y proponíamos nombres sin sentido ninguno y obviamente ninguno nos gustaba. Entonces fue cuando mi prima (sin ella darse cuenta) me contó una conversación que había presenciado y le había marcado donde la palabra “momento” tenía una fuerza brutal y se quedó flotando en mi mente.  Empecé a pensar que todo aquello estaba teniendo sentido porque fue justo en el momento adecuado en el que todo pasó y supe que era nuestro… ¿destino?

Encontrando el nombre perfecto

“María nuestro nombre tiene que tener la palabra momento” dije súper convencida, María me miró, lo pensó y “tiene sentido” dijo. ¡Bien, ya teníamos medio nombre! Lo malo, faltaba el otro medio… Juntábamos la palabra momento con todo lo que el diccionario nos dejaba, pero nada, no nos gustaba nada. Hubo un nombre que casi hizo que nos decantáramos por él pero en el fondo no nos convencía demasiado. El nuestro, aunque estaba delante de nuestras narices no nos dábamos cuenta, y fue cuando la intervención de la segunda prima (en este caso prima de Maria) nos hizo abrir los ojos.

“Marta nos ha propuesto un nombre y pinta muy bien, LA MAR DE MOMENTOS” ¿Cuál fue mi respuesta? “Pero… ¿cómo si fuera la ostia de Momentos?” Como no podía ser de otra manera, María se rió divertida y me dijo “sí, como si fueran muchos momentos y porque La sale de Laura y Mar sale de María que somos nosotras” Al principio me sonó un poco raro, no lo puedo negar, pero cuanto más lo decíamos, más nos gustaba. Tal y como cuenta Fernando Beltrán en sus ponencias, esos son los nombres buenos. Los que cuanto más escuchas, más te gustan y eso nos pasa con el nuestro. ¡Nos encanta! 

Lo empezamos a comunicar a nuestras familias y amigos y supimos que era nuestro nombre perfecto, porque como dijimos en la primera parte de nuestra historia, este proyecto sin la otra no tiene sentido. Somos LA y MAR unidas para crear MOMENTOS. 

 

Nuestra historia parte 1